¿Quiénes son los conservadores y curadores de arte? ¿Es una profesión, la suya, o un hobby? ¿Cuándo trabajan? ¿Cómo trabajan y con quién trabajan? Hay muchas preguntas acerca de esta figura, todavía borrosas para la mayoría de la gente fuera del mundo del arte.
Sin embargo, en Singulart nos gusta resolver estas dudas y para comprender mejor en qué consiste el trabajo de un comisario de arte, decidimos reunirnos con algunos de ellos y hacerles aquellas preguntas a las que no somos capaces de dar respuesta por nosotros mismos.
Hoy es el turno de Theodore Bajard, un joven curador de arte francés.
1. ¿Qué te hizo convertirte en un conservador de arte?
A menudo pienso en esta frase de Ernst Gombrich: «el arte no existe». Sólo hay artistas.»
Mi pasión son las personas, su capacidad de cuestionar el mundo en el que vivimos, de explorar nuevas formas de sentir y de desafiar nuestra realidad. Los artistas son el terreno fértil y sólido de nuestra cultura. Después de trabajar en algunas casas de subastas, sentí la necesidad de alejarme de ese universo y acercarme a la fuente creativa.
2. ¿Cómo describirías tu trabajo a alguien fuera del mundo del arte?
El conservador de arte es básicamente un puente entre el mundo del artista y el de los coleccionistas de arte: quienes eligen esta profesión deben ser capaces de crear una estructura eficiente que ayude a los artistas a mostrar su trabajo.
No sólo trabajamos con una amplia variedad de personas, desde marketing hasta logística y relaciones públicas, sino que también somos responsables de traducir las intenciones del artista en palabras a través de una declaración curatorial, por ejemplo.
3. ¿Cómo es un día normal en tu trabajo?
Para mí es fundamental seguir de cerca lo que ocurre en el panorama artístico actual y seguir cuestionando los conceptos acumulados a lo largo del tiempo.
Dedico unas 2 horas al día a mantenerme al día e informarme sobre arte contemporáneo: revistas de arte, feeds de Instagram, plataformas de noticias o libros de artistas, ensayos y declaraciones de conservadores.
Es importante planear visitas a los talleres de los artistas, tantas como sea posible y además asistir a todas las grandes exposiciones de los museos para controlar la calidad.
4. ¿Cómo se comisaría una exposición de arte? ¿Podrías guiarnos a través del proceso?
Todo empieza con la idea de reunir a personas. Primero, escribimos una propuesta de exposición y la presentamos a los posibles artistas, financiadores y la prensa. Luego, se establecen presupuestos, se negocia los acuerdos de entrega con los artistas, se crear un programa de exposiciones y, sobre todo, es importante asegurar el espacio adecuado. ¿Cómo creamos un flujo constante dentro del espacio? ¿Cómo queremos que los espectadores experimenten la exposición? ¿Deberíamos darles instrucciones para esta instalación específica o dejar que sus mentes deambulen para construir su propia narrativa?
Planificar la exposición es como un juego de niños, la ejecución física requiere otro tipo de habilidades. Rápidamente te conviertes en un maestro de la logística ocupándote de la producción, el transporte, los seguros, las sorpresas de aduana, la entrega in situ y la instalación. Aparte de esto, el curador se ocupa de otras tareas muy importantes como las declaraciones de los curadores, los comunicados de prensa, invitaciones, medios sociales, catálogos, etc.
Finalmente, cuando llega el estreno es el momento más gratificante en el que se puede iniciar una conversación, involucrar al público y disfrutar del resultado de incontables horas de trabajo.
5. En tu carrera, ¿cuáles fueron tus principales pasos?
Después de organizar una exposución en la terraza del Hotel Deauville en Miami y de entrar en contacto con artistas contemporáneos del calibre de Chloe Wise en Nueva York, decidimos, con mi socio Santiago Rumney-Guggenheim, dedicarnos a exposiciones más innovadoras.
Desde un elevado parking en Ciudad de México hasta uno de los edificios más prestigiosos del Hotel de Crillon en París, hemos intentado revolucionar el mundo del arte con un soplo de aire fresco.
El reciente proyecto «IK Lab» en Tulum, México, fue un paso importante: expusimos instalaciones de Tatiana Trouvé, grandes obras de Artur Lescher y Margo Trushina en una casa en un árbol transformada en una galería de arte.
6. ¿Cómo sería la exposición de tus sueños?
Para mí, una gran exposición tiene el mérito y la capacidad de involucrar plenamente al espectador. Los que asisten a una exposición deben comenzar a cuestionarse, dudar, volcar sus creencias y rendirse ante la posibilidad de ser perceptivamente «manipulados» por el arte mismo.
Me fascina la fisicalidad de las esculturas y la forma en que nuestro cuerpo habita el espacio y el tiempo.
En mi exposición ideal sería fundamental… Imagino que tener un espacio con perspectivas profundas y vistas abiertas, para dar pie al descubrimiento. Probablemente daría la bienvenida al espectador con esta frase de André Breton: «Lo imaginario es lo que tiende a convertirse en real» combinada con una escultura perfectamente pulida de Jean Arp.
Como pintura elegiría una de Leonora Carrington, que exhibiría frente a grandes ventanas.
7. ¿Hay algo que te gustaría que los demás supieran sobre tu campo de especialización?
El arte educa al ojo y es la principal fuente de inspiración para la evolución de nuestro entorno. Cuando alguien dice «qué hermoso» refiriéndose a un edificio de Zaha Hadid, al nuevo iPhone o a una piscina infinita, sin saberlo, se está refiriendo a la geometría abstracta que Kazimir Malevich llamó Suprematismo: eliminar lo superfluo, mantener lo esencial, simplificar los colores y centrarse en la pureza de la forma. Es por eso que el arte se debe apoyar constantemente, especialmente en estos tiempos difíciles.
8. ¿Cuál es tu lugar favorito para el arte?
Marfa representa una de las experiencias artísticas más intensas y conmovedoras de mi vida. Este pequeño pueblo tejano de menos de 2000 habitantes se encuentra a 3 horas del aeropuerto más cercano, lo que lo convierte en un destino especial, de difícil acceso, rodeado de paisajes desérticos y lleno de misterio.
Se ha ganado el título de Meca del arte minimalista, convirtiéndose en un oasis de maravillas, una perla insensible al paso del tiempo.
En la década de los 70, la ciudad fue transformada por una comunidad artística de vanguardia.
Una visita a la Fundación Chinati, fundada por Donald Judd en 1986, le hará sumergirse en 340 acres de instalaciones permanentes a gran escala donde el arte, los edificios y el entorno natural están inextricablemente unidos… una experiencia densa y única.
¿Qué colección de Singulart te ha impresionado más?
Me impresionó particularmente la colección «Espejo, espejito mágico».
Singulart es una plataforma que reúne una impresionante variedad de artistas y cuenta una multitud de historias sobre la psicología y la cultura del ser humano.
A través del autorretrato, los artistas cuestionan su arte y su papel en la sociedad contemporánea.
